La ideología del PLD

La ideología del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), gestada en términos de una concepción del mundo y de la política, se encuentra expresada en su Declaración de Principios, en el pensamiento teórico del profesor Juan Bosch y en la práctica política derivada del propio partido y de sus gestiones de gobierno.

Conforme a su Declaración de Principios, el PLD es una organización progresista, debido a que rechaza el pensamiento y las prácticas populistas, autoritarias y neoliberales; popular, en razón de que su compromiso fundamental es con el pueblo; moderna, porque aun respetando los valores, cultura y tradiciones del pueblo dominicano, está comprometido con una visión de futuro; y democrática, ya que lucha por fomentar el derecho a la participación económica, social, política e institucional del pueblo dominicano.

En base a esos criterios, el partido morado desarrolla principios organizativos y metodológicos novedosos, propios, inspirados en los valores de la solidaridad, el patriotismo, el trabajo en equipo y la disciplina partidaria.

Su objetivo fundamental consiste en luchar sin reservas “en favor de la liberación del género humano de toda forma de sometimiento, subordinación, discriminación o marginación; sean éstas de carácter étnico, religioso, económico, político, social, de género o de cualquier otra índole.” Tal como señalan sus textos fundamentales, el PLD promueve un proyecto de nación, en un escenario caracterizado por la globalización, en el que se construye un Estado Social y Democrático de Derecho, promotor del desarrollo y regulador del mercado, así como garante del pleno ejercicio de los derechos ciudadanos.

El aporte de Juan Bosch

Por supuesto, la concepción ideológica del Partido de la Liberación Dominicana, se encuentra estrechamente ligada al pensamiento y a la trayectoria política del profesor Juan Bosch, fundador y líder histórico del partido morado.

Esa trayectoria política se inicia con la lucha en el exilio en contra de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Eso lo condujo a organizar, junto a otros destacados líderes de la época, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en La Habana, Cuba, en el 1939.

El exilio de Juan Bosch se extendió por cerca de un cuarto de siglo.

Durante ese período participó en la expedición de Cayo Confites, en 1947, y se acercó a la llamada Legión del Caribe, que tenía como objetivo la lucha encarnizada contra las dictaduras de aquel entonces en el Caribe y Centroamérica.

Como resultado de esas luchas, estableció vínculos de amistad y colaboración política con un grupo de personalidades, como José Figueres, en Costa Rica; Rómulo Gallegos y Rómulo Betancourt, en Venezuela; Víctor Raúl Haya de la Torre, en Perú; y Luis Muñoz Marín, en Puerto Rico, considerados como integrantes de la izquierda democrática.

Pero, además de dedicarse a combatir las dictaduras, Bosch también se consagró a reflexionar sobre las mismas. Se dedicó a determinar sus orígenes; las fuerzas que intervienen en su devenir; las causas de su prolongación en el tiempo; y el rol de los militares, como aparato de represión.

De esa reflexión surgió su libro, Póker de Espanto en el Caribe, escrito en el 1955, en Chile, cuando la región se encontraba sometida a las dictaduras de Rafael Leónidas Trujillo, en República Dominicana; Anastasio Somoza, en Nicaragua; Marcos Pérez Jiménez, en Venezuela; y Fulgencio Batista, en Cuba.

Luego, en el 1959, publicó Trujillo: Causas de una Tiranía sin Ejemplo, en el que esboza la tesis de que el dictador criollo fue la síntesis y la encarnación de todos los males de la historia dominicana.

Con el ajusticiamiento de Trujillo en el 1961, la República Dominicana entró en una etapa de construcción de la democracia, en la que a Juan Bosch le correspondió ser el primer presidente democráticamente electo en casi cuatro décadas.

A los siete meses de gobierno, sin embargo, se produjo el fatídico golpe de Estado de septiembre de 1963 que lo derrocó; y cuando el pueblo se alzó en armas en la gesta heroica de abril de 1965, pidiendo su vuelta al poder y el retorno a la constitucionalidad, se produjo entonces la segunda intervención militar de los Estados Unidos en la República Dominicana en el siglo XX.

Con posterioridad a esos hechos, se sembró en el ánimo y en el pensamiento del fundador del PLD, una desilusión con la democracia.

Entendía que no había condiciones materiales en el país para hacer posible que fructificase un sistema fundamentado en el Estado de Derecho y la separación de poderes.

Ante eso, se lanzó a una nueva aventura intelectual, en la búsqueda de una alternativa que le permitiera al pueblo dominicano superar su secular atraso y conquistar un mejor porvenir.

De esa búsqueda surgieron sus obras, publicadas durante los años de 1966 al 1970, Dictadura con Respaldo Popular; El Pentagonismo, Sustituto del Imperialismo; Composición Social Dominicana; De Cristóbal Colón a Fidel Castro; y Breve Historia de la Oligarquía.

Al no lograr que su viejo Partido Revolucionario Dominicano (PRD) adoptase sus nuevas concepciones políticas, decidió abandonarlo y fundó, en 1973, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

La experiencia de PLD

Al quedar constituido, el PLD se planteó como objetivo estratégico, en primer término, una aspiración patriótica nacional: completar la obra de Juan Pablo Duarte; y en segundo lugar, un proyecto de dimensión universal: la de ser una organización de liberación nacional.

Era una etapa difícil, en la que no parecía haber un camino democrático hacia el poder. El PLD, por consiguiente, se sentía parte del movimiento revolucionario latinoamericano.

Pero, como resultado de un conjunto de factores, tanto nacionales como internacionales, que permitieron a la República Dominicana ser pionera en la transición democrática de América Latina, en la década de los ochenta, el partido morado se insertó en el sistema electoral y fue avanzando, progresivamente, en cada certamen electoral, hasta alcanzar el poder, por vez primera, en 1996.

A partir de ese momento, hasta la actualidad, en 20 años, el PLD se ha convertido en la organización política más exitosa en la historia de la República Dominicana.

No sólo es que durante ese lapso ha pasado a controlar el Poder Ejecutivo en cinco ocasiones, cuatro de ellas en forma consecutiva, sino que en todos los casos ha sido con una votación por encima del 50 por ciento, hecho sin precedentes en la historia del país.

Pero, en adición, ha pasado a conformar mayoría en ambas cámaras legislativas, así como en las distintas alcaldías y distritos municipales esparcidos por todo el territorio nacional.

La razón de ese éxito electoral del Partido de la Liberación Dominicana ha sido como consecuencia de los logros obtenidos en sus distintas gestiones de gobierno.

Tal como ya es reconocido, durante los períodos de gobierno peledeísta, en la República Dominicana ha habido una aceleración del crecimiento económico, hasta el punto de que en un momento dado, en tan sólo ocho años, la capacidad de generación de riquezas del país se cuadruplicó.

Conjuntamente con el crecimiento económico sostenido, en el país ha habido una transformación radical de su infraestructura, con la construcción de carreteras, puentes, hospitales, escuelas, universidades, edificaciones públicas, acueductos, presas e instalaciones eléctricas, a un ritmo impresionante.

Pero, de igual manera, con la aplicación de políticas sociales eficaces, ha habido un aumento de la expectativa de vida, una disminución de la mortalidad materno- infantil, control de enfermedades infectocontagiosas, la ampliación de la cobertura de la seguridad social, la disminusión de la indigencia, la reducción de la pobreza y la expansión de la clase media.

Asimismo, ha habido una reforma y modernización del Estado, con mejor calidad de los servicios públicos, mayor profesionalización de los servidores de la administración pública, mayor acceso a la información, más transparencia y mayor rendición de cuentas.

En fin, durante los períodos de gobierno del PLD ha habido más progreso y bienestar en la República Dominicana que en cualquier otra época de su historia, y eso se ha logrado en un contexto de plena democracia y libertad.

Obviamente, no se trata de una obra perfecta. Sin duda, tiene fallas y debilidades. Pero, más que nada, lo importante es que al ser evaluada, abundan más las luces que las sombras.

En medio de la estrella amarilla que le alumbra, se esclarece el criterio de que la ideología del PLD es la de un partido político que a lo largo de más de cuatro décadas ha demostrado ser una organización progresista, popular, moderna, democrática y solidaria.

En resumen, un partido que al rechazar, al mismo tiempo, el populismo y el neoliberalismo, terminó convirtiéndose en un partido único en América.2