Por: Pablo del Rosario | La noticia que anuncia el cambio en la medida de coerción preventiva impuesta al Lic. José Ramon
Peralta, me llena de gozo.
Mi gozo se fundamenta, en que esa decisión refleja el entendimiento (aunque muy demorado, por
cierto), por parte de las autoridades judiciales en cuanto a que, privar de libertad a un imputado es la
excepción no la regla. Además, porque devuelve al entorno familiar a un ciudadano con los atributos
necesarios para merecer la confianza requerida por la justicia.
La libertad es un derecho humano que debe respetarse siempre. Sobre todo, en un Estado de derechos
como el que compartimos los dominicanos. Sin embargo, errar es de humano, la grandeza consiste en
rectificar. Hacemos votos porque ese ejercicio se mantenga y llegue a todos los que, como José Ramon,
merecen el mismo trato.
Impulsar y mantener un régimen en el que impere la justicia social, es un mandato constitucional que
deben cumplir las autoridades del país, a fin de que la convivencia armoniosa haga posible la integridad
familiar, y, prevalezcan los valores que engrandecen y promueven el desarrollo nacional. Como son: el
trabajo, la dignidad, el decoro, la lealtad y otros tantos de igual relevancia.
Propiciar un ambiente en el cual la ciudadanía pueda estar segura de que todos somos iguales ante la
ley, es uno de los deberes esenciales que el Estado está obligado a cumplir, a fin de que la labor de
gobernar se haga digna de la confianza otorgada por el pueblo cuando acude a elegir a sus gobernantes.
Nos aproximamos a la fecha de los comicios; la diversidad de promesas por parte de los aspirantes
dirigir el Estado, es fecunda. Ojalá que al momento depositar nuestro voto, lo hagamos conscientes de
que estamos contribuyendo a que las autoridades que resulten electas garanticen de más en más, el
respeto a la dignidad de la ciudadanía y la excepción deje de ser la regla. Esperemos.