Por: Pablo del Rosario |
La economía informal de nuestro país esta expresada en las diferentes modalidades de negocios y
servicios que ejercen los más vulnerables, en procura de sobrevivir a la marginalidad que les impone la
insuficiente oferta de empleos formales.
“Los Incontrolados” que motivan estas líneas, son esa enorme cantidad de motoristas que desbordan
las calles de la ciudad de Santo Domingo, en el desempeño de sus labores como “motoconchistas” y
“deliberys”. Estos señores burlan olímpicamente la ley, y normativas de tránsito vehicular a la vista de
las autoridades sin que estas intervengan.
Esa realidad es preocupante, debido a que aumenta el riesgo de accidentes e impacta de manera muy
negativa en el sosiego y la seguridad de las personas que conducen vehículos de motor en la ciudad.
Esto así, porque la velocidad y temeridad con que circulan los referidos señores, son para alterarle el
sistema nervioso a cualquiera. Entendemos que son “padres de familia” en búsqueda del sustento
familiar, y que los usuarios del “moto concho” son “ciudadanos de a pie”, y esa es la alternativa más
rápida y económica para trasladarse. Pero nada justifica que los “motoconchistas” y “deliberys” se
conviertan en un peligro público.
Las autoridades, están en el deber de prestarle mayor y mejor atención al tema; sin llegar a extremos
indeseados, para que no se produzca lo que reza el dicho popular: “el remedio fue peor que la
enfermedad”. Nuestras leyes para regular el tránsito vehicular son suficientes y apropiadas, sin
embargo, la lenidad de las autoridades para aplicarlas anula la eficacia de estas. Un poco de orden
vendría bien a todos; inclusive a la imagen de nuestro país en el ámbito turístico internacional.
Esas y otras razones, son más que suficientes para justificar una jornada inmediata y progresiva, en la
justa aplicación de la ley. Claro, hay que esperar la reacción habitual de ciertos sectores de la sociedad,
criticando con toda dureza el accionar de las autoridades. Para desvirtuar los posibles argumentos, es
imperativo actuar con estricto apego a la ley y normativas que regulan la actividad. Esperemos.