DEL ‘CAMBIO’ AL FIASCO SOLO HAY MENTIRAS

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Por: Daniel Cruz | Hay que reconocerlo de entrada: El señor Luis Abinader y sus compañeros tuvieron suficiente habilidad para vender una oferta electoral en las elecciones de 2020 de manera tan creíble que le fue «comprada» por gran parte del electorado, a la vez que parte de los electores que no se la «compraron» NO se animaron a enfrentarla, y decidieron abstenerse de votar contra ella.

El ‘cambio’ fue una palabra mágica que nadie explicó en qué consistía, como dijo recientemente el estratega de la campaña de Abinader (Mauricio de Vengoechea), pero que nadie tampoco se animó a preguntarlo.

En la campaña electoral completa siempre vimos a Abinader mintiendo y en no pocas ocasiones desdiciéndose, práctica propia del que dice en cada ocasión lo primero que le llega a la cabeza. Por ejemplo, en una ocasión lo vi prometer un millón de viviendas, cantidad que luego bajó a medio millón y después a 250 mil, al final ignoro en cuántas terminó.

En una entrevista con empresarios de Santiago lo vimos prometer que firmaría un tratado de libre comercio con Haití (escribí bien: dijo con Haití, un Estado fallido que no puede, ni le interesa, cumplir nada). Y paro aquí porque ya son célebres los videos recordatorios en los que prometió NO REELEGIRSE, vean el chiste: por razones de principio, y era tan convincente en sus mentiras que invitaba a que grabaran ese programa; también el video en que prometía acabar con los extranjeros ilegales en el país, lo que haría no en cuatro ni en dos años sino en el primero. Algo parecido aconteció con su promesa de acabar con la delincuencia. En esta mentira la botó por el centro del play porque dijo que acabaría con la delincuencia en dos años, con el 50 por ciento en el primero y el otro 50 en el segundo.

Otra de sus promesas incumplidas fue la de achicar el Estado para hacerlo menos costoso y más eficiente, sin embargo, cinco años después tenemos decenas de miles de nuevos empleados (sin contar los jóvenes pensionados con la solidaridad de la irresponsabilidad) y un Estado más deficiente en el que ya la gente se conforma con que simplemente no dañen lo que encontraron, lo que recibieron.

Finalmente, mencionaremos dos promesas con las que nos engañaron el señor Abinader y el PRM. Se trata de la de modificar la Ley de hidrocarburos con el propósito de que la gente no pague los combustibles tan caros. En este caso la mentira trascendió de la campaña y se prolongó hasta su nuevo estado de presidente porque en su discurso de toma de posesión (agosto de 2020) dijo que ya tenía listo el proyecto de ley de esa modificación y que lo enviaría al Congreso en las próximas horas. La otra gran mentira: que controlaría la deuda pública, y ya han tomado más préstamos que todos los gobiernos dominicanos anteriores juntos y más de dos planes Marshall, que fue de 13 mil millones de dólares para la reconstrucción de más de 15 países de Europa después de la segunda guerra mundial, en algunos de los cuales República Dominicana cabe más de diez veces. Abinader y el PRM consideraban que con evitar la corrupción sería innecesario incurrir en préstamos.

Podríamos seguir con la mentira de meter preso a todo el que se robara un peso, cuando pese a lo que invierte el gobierno perremeísta para mantener a los medios de comunicación entretenidos en otras cosas son tantos los casos de corrupción que resulta imposible evitar que algunos salgan a la luz.

Como puede verse, el PRM y Luis Abinader llegaron al gobierno sobre la base de la demagogia y la mentira, y de quien logra su propósito con esas credenciales no se debe esperar nada bueno.