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Por: Domingo Jiménez Reyes | La firma del memorando de entendimiento entre el Gobierno dominicano y NVIDIA ha sido presentada como un paso importante hacia la transformación tecnológica del país. Sin embargo, más allá del discurso oficial, es importante entender con objetividad qué representa realmente este acuerdo y qué no representa.
Qué sí es: un anuncio de cooperación.
El documento firmado es un memorando de entendimiento (MOU), no un contrato de inversión. En otras palabras, no obliga a ninguna de las partes a compromisos financieros concretos, sino que establece intenciones de cooperación.
Qué no es: una transformación en sí misma.
Además de poner a disposición el AI Academy de NVIDIA, no hay inversión directa significativa de NVIDIA, ni de asignaciones presupuestarias específicas por parte del Gobierno dominicano para que se lleven a cabo los objetivos que se anuncian en los titulares de periódicos y en las redes oficiales. En la práctica, el acuerdo no garantiza recursos, ni soberanía tecnológica, y mucho menos una reducción inmediata de las desigualdades digitales.
La llamada “Fábrica Nacional de IA”, no es una fábrica de semiconductores de IA, sino más bien, una infraestructura comercial en IA que, aparentemente se podrá disposición del gobierno que estará alojada en el NAP del Caribe, un centro de datos privado. Por tanto, hablar de soberanía digital en infraestructura que no pertenece al Estado es, cuando menos, una contradicción.
Este hecho también refleja la falta de continuidad institucional: este gobierno abandonó la gestión operativa del data center estatal iniciado durante la gestión del presidente Danilo Medina, que habría permitido contar con un espacio bajo control público para soportar las operaciones críticas del Estado. Ese sí habría sido el punto de partida para hablar de verdadera infraestructura tecnológica soberana.
Las debilidades estructurales siguen intactas
Para que la inteligencia artificial sea una herramienta de desarrollo y no una vitrina política, el país necesita resolver problemas estructurales que el acuerdo con NVIDIA no aborda:
• Brecha digital: apenas un 22% de los hogares dominicanos cuenta con conectividad significativa que pueda ser catalogada como banda ancha, y en las zonas rurales esa cifra cae por debajo del 11%. Sin internet estable y asequible, la IA será una realidad para pocos.
• Ausencia de marco legal y ético: la Ley 172-13 de protección de datos personales está desactualizada y no contempla los desafíos éticos, regulatorios y algorítmicos de la IA moderna.
• Gestión deficiente del espectro radioeléctrico: el INDOTEL, encargado de administrar el espectro nacional, ha enfrentado en los últimos años procesos de licitación fallidos y poco competitivos, lo que ha frenado la expansión de redes móviles y de banda ancha en zonas rurales.
• Debilidad comercial en la ETED: aunque la empresa de transmisión eléctrica dominicna (ETED) dispone de una red nacional de fibra óptica de alta capacidad y es un carrier of carriers, su unidad de negocios ha mantenido una política comercial pasiva, desaprovechando la oportunidad de impulsar la autoprestación de conectividad del Estado.
Para una adopción real de la IA en de la República Dominicana requiere una política pública coherente, con inversión sostenida y visión de largo plazo.
Eso implica:
1. Invertir en conectividad universal de banda ancha, garantizando acceso significativo a internet fijo en los hogares dominicanos en todo el territorio y priorizando escuelas y hospitales, integrando la IA a las prioridades reales del país, educación, salud, seguridad, agricultura y tránsito, con proyectos medibles y sostenibles.
2. Retomar y fortalecer la infraestructura pública de cómputo soberana, combinando el proyecto del data center estatal con la red de fibra óptica de la ETED, para crear una base de autoprestación y resiliencia digital del Estado.
3. Reformar la gestión del espectro radioeléctrico, dotando al INDOTEL de una agenda técnica, transparente y procompetitiva que fomente la entrada de nuevos actores y reduzca el duopolio existente en las telecomunicaciones.
4. Actualizar el marco legal, creando una legislación moderna que proteja los datos de los ciudadanos, preserve la integridad de las personas y regule el uso responsable de la IA.
5. Apostar por la formación y retención del talento nacional, fortaleciendo el ITLA y el INFOTEP con recursos concretos contemplados en el presupuesto general de la nación.
Mientras la mayoría de los dominicanos no tenga conectividad estable, mientras tengamos hospitales y escuelas desconectados, y no mejore la calidad de la educación, y mientras los datos públicos no sean interoperables, hablar de “soberanía digital” será más un eslogan que una realidad.
La República Dominicana necesita menos discursos de futuro y más decisiones de Estado en el presente. Solo entonces la inteligencia artificial dejará de ser un anuncio en Palacio y se convertirá en una herramienta real para el desarrollo nacional.