Con su pausado estilo el manager del equipo gubernamental tomó un turno al bate. Recibió unos lanzamientos pegados al cuerpo de difícil bateo y un cambio de velocidad que por poco lo hacen arrepentirse del turno tomado. El pitcher vino entonces con una recta cortante por el medio y el manager pelotero le hizo un swing que encumbró la bola, tomó altura se anuncia que se va, que se va y aun no se sabe en que lugar de Santiago de los Caballeros ha caído. Si la oposición tiene buenos pitcher, Danilo Medina es un peloterazo.

