Si la designación de Isidoro Santana como ministro de Economía fue una sorpresa, la destitución estaba prevista. Siempre se miró con reservas porque como que no acoplaba. El Presidente siempre habló de una orquesta afinada sobre la misma partitura y al parecer los tonos de Isidoro o eran muy altos o muy bajo, cuando no sonaban fuera de afinamiento. Tócame el saxofón que quiero bailar.