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Por: Luis Fernández | En la ciudad de Kuala Lumpur, mayor ciudad de Malasia y capital de
ese país, considerada junto a El Cairo, Estambul,
Karachi, Bagdad, Teherán, Alejandría, LaMeca,Casablanca y Yakarta c
omo una de las urbes más importantes
del mundo islámico y una de las Nuevas
siete ciudades maravillas del mundo, se
celebró recientemente la conferencia sobre
un nuevo orden internacional justo y
humano.
Convocada por la Internacional Progresista,
la Red del Tercer Mundo y Polity, con el
apoyo de la Oficina del Primer Ministro de
Malasia, el importante evento reunió a
ministros, académicos y dirigentes de
movimientos de todo el mundo para trazar una respuesta colectiva al
colapso del llamado orden basado en normas que no se respetan o
son usadas de forma selectiva sin ningún tipo de consecuencias.
En el discurso de apertura de la conferencia, el primer ministro de
Malasia Anwar Ibrahim advirtió que las élites poscoloniales corren el
riesgo de convertirse en, «tan corruptas como los colonizadores a
quienes sustituyeron» y afirmó que, «aceptar la injusticia es
abandonar la civilización», condenando a los dirigentes que predican
con hipocresía los derechos humanos.
Entre las temáticas del evento se destacan, gobernanza,
multilateralismo, derecho internacional, industria, trabajo, dinero,
deuda y finanzas, resiliencia climática, sistemas alimentarios
sustentables, tecnología, innovación e intercambio de conocimiento y
la necesidad de que los países del sur asuman un papel más activo en
la configuración del nuevo orden internacional.
La conferencia analizo la urgencia de convertir ideas en acciones
concretas, que transformen las estructuras globales en lugar de solo
declararlas injustas, además las delegaciones diagnosticaron un
sistema que se desintegra bajo sus propias contradicciones: un orden
que invoca la ley para justificar la dominación mientras la viola con
impunidad y la necesidad de un cambio significativo en el equilibrio de
poder y la gobernanza global.
Los lideres mundiales defensores de todo el sur global reunidos en
esta conferencia para dialogar sobre un sistema internacional más
justo, basado en la justicia, la solidaridad y la igualdad soberana de
los estados, trabajaron con profundidad el tema de las obligaciones
compartidas y el respeto al derecho internacional como bases
fundamentales para la construcción de un nuevo orden mundial.
Uno de los puntos clave del evento internacional fue su compromiso
con la justicia, la solidaridad, el fin de la impunidad que debe
terminar y con un nuevo orden basado no solo en instituciones, sino
en valores, dignidad humana y la cooperación entre los estados y los
pueblos, que produzca un nuevo marco de gobernanza entre las
naciones más equitativa en la toma de decisiones internacionales.
Esta nueva arquitectura global debe garantizar la igualdad soberana
entre los estados, la integridad del derecho internacional y un
multilateralismo verdaderamente democrático, en oposición al
dominio unilateral de las potencias y corporaciones, propiciando que
todos los estados independientemente de su poder económico o
militar deben tener voz igualitaria en los organismos internacionales.
Otro tema importante fue el diagnostico que realizo’ la conferencia
sobre el sistema de gobernanza internacional actual, el cual se
consideró que está dominado por intereses financieros y geopolíticos
del Norte global, que ha perdido legitimidad al no resolver las crisis
de la deuda, desigualdad creciente y el cambio climático y que sufre
un déficit democrático ya que la mayoría de los países no deciden
sobre las políticas que los afectan.
Esta reunión internacional propuso una serie de reformas
institucionales, como reforzar la Asamblea General de la ONU, con
más capacidad ejecutiva y mayor representación del sur global,
coordinar posiciones conjuntas en organismos internacionales (ONU,
FMI, OMC, OMS, etc.), exigir respeto de los tratados internacionales
de paz y fortalecimiento de la diplomacia preventiva.
En su conclusión general la conferencia plantea que la reforma del
orden mundial no es solo económica, sino profundamente política y
moral, el nuevo multilateralismo debe ser humano justo y solidario,
con base en el respeto al derecho internacional y la
autodeterminación de los pueblos, señalando que “el multilateralismo
del futuro no puede ser el arte de administrar la desigualdad, sino el
pacto de construir la igualdad”.
Este esfuerzo de realizar esta conferencia sobre un nuevo orden
internacional más justo y solidario, debe ser un impulso real a un
sistema internacional basado en la cooperación y no la coerción, el fin
del unilateralismo y de las sanciones económicas unilaterales, la
creación de una diplomacia unificada del sur global y de mecanismos
de gobernanza mundial transparentes, inclusivos y equitativos.





