Diversos sectores de la sociedad dominicana se han empecinados en crear la falsa percepción de que la corrupción es un fenómeno que se genera exclusivamente en los partidos políticos.
Son numerosos los estudios e instituciones, a nivel nacional e internacional, que vienen evidenciando esta negativa sensación sobre los partidos y la corrupción.
Hablan de la corrupción como si la misma se tratara de un engendro de estas organizaciones políticas, que si bien es cierto adolecen de una serie de desaciertos, no menos cierto es que las mismas están llamadas a contribuir directamente al régimen de estabilidad democrática en el que vivimos.
Los partidos políticos juegan un papel de vital importancia en los procesos democráticos, y para bien o para mal, no se podría concebir jamás las democracias sin ellos, por lo que cualquier esfuerzo que se pretenda hacer para desprestigiarlos, debilitarlos o eliminarlos sería un flaco servicio que se le hace a la estabilidad y fortalecimiento del régimen democrático.
Los mismos forman parte de la vida democrática de un país y se vuelven el centro de atención de los medios de comunicación, con el fin de que la ciudadanía participe, emita su voto y decida quienes los gobernaran. Los partidos políticos vienen a ser como los enlaces entre la ciudadanía y los gobiernos.
Es lamentable escuchar frecuentemente, de manera alegre e irreflexiva, en cualquier esquina de nuestras vecindades frases como “ese Partido es máscorrupto que éste”, “tal Partido es el más corrupto de todos”, “ese es un Partido lleno de gentes corruptas” ò “ese Partido jamás volverá a ganar por corruptos”, sólo con la malsana e irresponsable intención de debilitar o destruir tal o cual Partido.
Al llevar a cabo semejantes apreciaciones esto provoca que nos distraigamos dejando de afrontar la corrupción con mecanismos y herramientas que verdaderamente impacten en la disminución de la misma.
Además, estaríamos dejando de lado toda una serie de elementos que hay que tomar seriamente en cuenta al momento de analizar profundamente este fenómeno de la corrupción en todas sus dimensiones y sin que queden cabos sueltos.
Por un lado, todos los partidos políticos que hacen vida activa en una sociedad determinada, están integrados por ciudadanos que forman parte de esa misma sociedad, con las mismas costumbres, cultura y valores, por lo que tanto las virtudes y defectos que manifiestan unos habrán de ser comunes para todos.
Debemos procurar ser sinceros y honestos al admitir que en todos los partidos existen personas que en su accionar cotidiano no muestran el más mínimo grado de pulcritud y honradez, que dejan a un lado los valores éticos al momento de ocupar un cargo público.
Pero a la vez, existen hombres y mujeres (que siempre son la mayoría) que ejercen la política como un verdadero sacerdocio, con un alto sentido de responsabilidad, compromiso y entrega, apegado a los más altos principios de ética y moral.
Ambos escenarios son propios de todas las organizaciones dentro de una sociedad, sean éstaspúblicas o privadas, por lo que debemos dejar a un lado esos falsos estereotipos de que la corrupción sólo se manifiesta en los partidos políticos o que tal o cual Partido es más corrupto que otros.
La corrupción es propia de todas las organizaciones, porque las mismas son el reflejo de la sociedad en que vivimos, que así se manifiesta y es en la que nos ha tocado vivir.