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Por: Luis Fernández | La región latinoamericana desde finales de la
década de 1990 ha experimentado un
marcado giro a la izquierda, lo que ha estado
directamente relacionado con el fracaso del
neoliberalismo auspiciado por partidos
politicos de derecha durante los años 80 y
90, que lo que ha hecho es profundizar las
desigualdades y la pobreza a niveles
alarmantes, lo que ha afectado la calidad de
vida de las personas.
Estos fracasos de la derecha en America Latina, no significan que ese
sector politico este muerto o totalmente derrotado , por el contrario
son una grave amenaza para el progreso de los pueblos
latinoamericanos, ya que este sector nunca ha propiciado cambios
politicos positivos para la poblacion y solo ha estado concentrado en
la preservacion de sus propios intereses economicos.
Hago estos breves comentarios para referirme a unas declaraciones
publicas del ex presidente de Colombia Ernesto Samper, coordinador
del Grupo de Puebla, donde señala que.” en los países de América
Latina hay una conspiración de la derecha con el ánimo de producir
'golpes blandos' que hagan imposible a los gobiernos progresistas
desarrollar programas benéficos para la gente”.
De acuerdo con el ex presidente.”el golpe blando”,contempla acciones
como el lawfare -la judicialización de la política-, la siembra de
desconfianza en el comportamiento de la economía, la promoción de
conflictos internos entre las fuerzas militares o conflictos
institucionales,"a esto se puede sumar la intervención directa en las
campañas para estigmatizar o satanizar los proyectos políticos
progresistas".
Esta nueva modalidad de las derechas latinoamericanas, surge
porque en esta epoca se hace cada vez mas dificil pensar en golpes
de estado cruentos, como los que se dieron dirigidos por sectores
militares en America Latina en los años 60, muy especialmente en el
cono sur, estos grupos preocupan a los analistas, a los movimientos
sociales y a los pueblos de la region.
Este sector político ha ido evolucionando y así han surgido nuevas
formas de su accionar político que lo han conducido a las llamadas
nuevas derechas o ultraderechas que pregonan posturas neoliberales,
que reivindican las dictaduras cívico-militares de la segunda mitad del
2
siglo pasado, a lo que debemos agregar los sectores neofascistas que
están tratando de influir e imponerse políticamente en toda la región.
Los siglos XX y XXI han sido momentos difíciles para la derecha en
América Latina, por el auge que ha experimentado la izquierda en la
región y por el ocaso del proyecto de modernización conservadora
que líderes, partidos políticos y tecnócratas de derecha auspiciaron en
ese periodo, lo que ha dado la falsa impresión de que este sector
político se ha vuelto irrelevante.
La llamada nueva derecha o la ultra derecha es heredera de las
dictaduras militares de Seguridad Nacional, y su vocación es asegurar el
esquema de poder originado por esas dictaduras bajo formas
“democráticas”, en beneficio de las élites y con la bendición del poder
extranjero, lo que unido a sus políticas de privatización y recortes en el
sector público, solo han producido un impacto negativo en la región.
La derecha sigue teniendo una importante capacidad para influir en
los gobiernos de turno, por ejemplo, mediante el financiamiento de
campañas y el lobby ejercido sobre algunos políticos y funcionarios
públicos, así como también gracias a la difusión de sus ideas a través
de los medios de comunicación de masas y al apoyo a tecnócratas
que patrocinan políticas públicas cercanas a su ideario.
Las estrategias de acción política de la derecha en la región son muy
complejas, ya que la misma está formada no solo por partidos
políticos, sino también por redes de movimientos e instituciones, de
índole privada y pública, que ayudan a crear un clima ideológico más
propicio para la propagación de ideas de derechas, al penetrar
profundamente en las estructuras y las instituciones democráticas.
Es por esto por lo que tiene mucha razón el expresidente Samper al
afirmar que, este sector político pretende desarrollar acciones en los
procesos electorales, con el apoyo de sectores externos para,”
intervenir directamente en las campañas y crear daños reputacionales
alrededor de los candidatos progresistas”, lo que no ha evitado
importantes reveses de la derecha en la region.
A pesar de todas estas situaciones la derecha latinoamericana
mantiene un significativo peso en la región, por lo que los pueblos
latinoamericanos deben estar alertas ante una derecha reaccionaria
que ofrece pocas novedades y trata de renovar su liderazgo y su
protagonismo, con el fin de mantener una hegemonía, que para nada
ha beneficiado a los pueblos latinoamericanos.