Vocación de poder y sentido de la realidad

Por: Daniel Cruz | No, compañeros, no hablaré ahora de la gorra morada; dejo ese tema para otra ocasión. Hablaré de señales, sí, de señales políticas y su influencia en la modelación de VOCACIÓN DE PODER.

A todos nos gusta ver un nocao fulminante, y ha habido noqueadores avasallantes como Mike Tyson; nos gusta ver un jonrón con las bases llenas, pero con mucha frecuencia los juegos se ganan con hit y hasta con un toque de sacrificio. Así pasa en política como en los demás aspectos de la vida. Las acciones grandes, espectaculares, determinantes, se presentan muy de tarde en tarde en nuestra vida personal y en la vida política de un partido y de una sociedad. No debemos olvidar esto nunca para que podamos sacarles provecho a las pequeñas oportunidades que se nos presentan a cada momento.

Han intentado arrinconar, primero, y destruir, después, al Partido de la Liberación Dominicana. Se ha pretendido someterlo a un fuego cruzado desde todos los ángulos posibles. Sin embargo el Partido se ha mantenido, ha sobrevivido. Desde el gobierno se ahoga económicamente a los cabildos y luego se les promete soluciones con dinero a granel. Con ese método sonsacan a nuestros alcaldes. Ajustados a su particular funciones, se procede con igual intención con los legisladores y empleados públicos. A empleados del gobierno que se supone del PLD se les cancela y luego se les repone como forma de decirles «hemos hecho una nueva negociación, un nuevo contrato. Ahora nos debe el empleo a nosotros». Desde otro litoral se les dice a los peledeístas «ya tu partido no sirve, no tiene oportunidad; ahí tú eres de lo poco bueno. Ven con nosotros», y lo dice gente que hacía muy poco en la dirección del Partido y gente que hacía nada en los comités intermedios. Aquí abajo todos nos conocemos.

Se ha llegado a la etapa en la que lo importante no es sobrevivir, mantenernos, sino avanzar, crecer. Y no lograremos avanzar, crecer, solo con discursos y con consignas. ¡Claro que los discursos son importantes! Solo un tonto diría lo contrario. A los indiferentes, a los que están «en modo pausa», a los indecisos, lograremos integrarlos a nuestro proyecto de nación demostrándoles que tenemos VOCACIÓN DE PODER. Un gesto que demuestre VOCACIÓN DE PODER vale más que 100 asambleas, por más concurridas que sean estas.

La VOCACIÓN DE PODER se demuestra con acciones espectaculares, como el Frente Patriótico o el Acuerdo de Santiago, cada uno en su momento, y con acciones más modestas, con señales de que trabajamos de manera decidida para volver al poder.

Una de esas señales se la han dado a los compañeros de Santo Domingo Este sus dirigentes al ponerse de acuerdo, al unificarse en torno a la candidatura de Luis Alberto como alcalde de ese municipio. Algo parecido debemos hacer nosotros en el Distrito Nacional con Domingo Contreras. Se nos dirá que ya lo hizo Andrés Navarro, a lo que responderemos que lo hizo de manera parcial. Cuando hablamos de demostrar VOCACIÓN DE PODER nos referimos a acciones que pueden ser grandes o pueden ser pequeñas, pero que en ningún caso deben ser a medias, incompletas. EL compañero Andrés Navarro debió expresar su apoyo y el de su equipo a Domingo Contreras. Ese era el gesto que sin ninguna duda ponía de relieve la VOCACIÓN DE PODER de que venimos hablando.

El compañero Jhovanny Leyva debe mostrar al Partido y al país que tiene sentido de la realidad y VOCACIÓN DE PODER. Debe hacerlo retirando su candidatura y expresando apoyo a Domingo Contreras.

Jhovanny Leyva se ha ganado el respeto de muchos compañeros, y si bien es cierto que quizás pueda continuar un par de semanas perfilando una vocación, un proyecto, debe saber que hay un momento, una etapa hasta la que un proyecto tiene razón de ser. A partir de ahí se convierte en un capricho, y si se persiste en él se transforma en una necedad. Confiamos en su buen juicio.

Nos gustaría ver pronto un acto en que aparezcan Leyva y Navarro, con los brazos en alto, tomados de la mano con Domingo Contreras. Ese será un gesto pequeño, si se quiere, pero una gran demostración de VOCACIÓN DE PODER.