Getting your Trinity Audio player ready...
|
Por: Dilen Montero | La ola de apagones que sacude actualmente a la República Dominicana no es un simple problema técnico ni un fallo aislado del sistema eléctrico. Es la expresión más clara de la incapacidad de este gobierno para garantizar servicios básicos y de calidad a la ciudadanía. Los cortes eléctricos prolongados afectan la salud de los hogares, paralizan la productividad de las pequeñas y medianas empresas, golpean la economía popular y, peor aún, exponen a las comunidades a mayores niveles de inseguridad.
Ante esta situación, la respuesta no se ha hecho esperar. Comunidades enteras, desde los barrios más populosos hasta los sectores rurales, se han lanzado a las calles, expresando su indignación a través de cacerolazos, quemas de neumáticos, vigilias y manifestaciones pacíficas. La gente se organiza porque ha comprendido que callar solo fortalece la ineficiencia y el abandono gubernamental. La indignación ciudadana se convierte así en una fuerza social que busca recordarle al poder que el pueblo merece respeto, soluciones y un servicio eléctrico digno.
Lo paradójico es que este gobierno prometió modernización, estabilidad y eficiencia, pero lo que ha entregado es lo contrario: improvisación, excusas y un sistema eléctrico cada vez más frágil. En vez de dar explicaciones convincentes, se escuda en justificaciones técnicas que no responden al drama cotidiano de la gente que no puede conservar alimentos, que ve sus electrodomésticos dañarse o que teme salir a la calle en medio de la oscuridad.
La respuesta comunitaria, sin embargo, debe verse no solo como un grito de queja, sino como una manifestación de esperanza y de organización social. Allí donde el Estado falla, el pueblo se levanta, se organiza y se convierte en la voz de la dignidad. Es tiempo de que la sociedad dominicana asuma que la defensa de los servicios básicos es también la defensa de sus derechos.
Los apagones son la chispa que enciende la indignación popular, pero también pueden ser el punto de partida para fortalecer la organización comunitaria y la exigencia ciudadana. El gobierno puede seguir evadiendo responsabilidades, pero lo que no podrá detener es la fuerza de un pueblo cansado del abandono y dispuesto a reclamar lo que le pertenece: un servicio eléctrico estable, eficiente y humano.
_El autor es titular de la Secretaria de Participación Comunitaria del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), estudiante de Periodismo; destacado comunicador, experto en marketing político y municipalista por vocación._