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Por: Alberto Quezada | A menos de tres semanas para asistir a la cita cívica del próximo domingo 19 de mayo, en donde más de 8 millones dominicanos y dominicanas ejercerán su derecho al voto, no tengo claro cuál es el real posicionamiento de los tres principales partidos mayoritarios del sistema político dominicano.
Los números que presentan las más recientes encuestas sobre los partidos mayoritarios, entiéndase, Partido Revolucionario Moderno(PRM), Fuerza del Pueblo(FP) y Partido de la Liberación Dominicana (PLD), me generan ruido, me llenan de dudas, confusiones, en fin, me abruman.
Me resisto a creer lo que se ha publicado hasta el momento en esas reputadas encuestas, sondeos y mediciones de opinión pública sobre el posicionamiento electoral de esas tres organizaciones políticas, me cuesta creer de verdad, que esa sea la verdad científica.
No quiero desdecir las encuestas, negar su rigor científico y su validez como instrumento de trabajo, jamás, pero pienso que en esta ocasión alguien me está mintiendo, tomando el pelo, manipulando de manera vulgar y lo que es peor, faltando el respeto a la ciencia pura.
Esto lo planteamos porque a mí no hay quien me meta en la cabeza la idea de que el PLD y FP, juntos los dos, no llegan a un 30 por ciento en la simpatía del electorado de la República Dominicana y que el PRM y sus aliados tienen más de un 60 por ciento del electorado nacional. Eso no es verdad.
Pero no es verdad, porque lo digamos nosotros, sino, porque hasta hace cuatro años esas dos entidades políticas en su peor momento eran juntas una oligarquía de masas, una maquinaria política con una enorme base social que tenían entre un 38 o 40 por ciento del pastel electoral. De verdad que no entiendo. El padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, que me lo explique por favor.
Pienso que lo que existe a partir de estos resultados que se presentan en las encuestas es un intento o juego de estrategias de ciertos sectores políticos y grupos económicos de construir una percepción en el electorado nacional que lo conduzca a creer y materializar esa “realidad“y eso no es más que un insulto a la inteligencia de todos y todas.
Presentar e insistir en esa práctica canallesca no es más que un irrespeto a la ciencia que no debe tolerarse, independientemente, de que algunos políticos, oligarcas, partidos políticos de todos los colores, entiendan y practiquen la perversa tesis de que en política y la lucha por el poder cabe de todo, no es verdad.