Frases que no Suman

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Por: Carlos Manzano | Desde que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) pasó a
jugar el rol de partido opositor en agosto de 2020, y sobre todo, después
de la embestida de persecución judicial impulsada desde el gobierno, por
mediación del Ministerio Público, han venido surgiendo una serie de frases
de parte de altos dirigentes de nuestro Partido, que a decir verdad, no
suman nada a los propósitos de retornar al poder, por el contrario,
manifiestan un espíritu derrotista y pesimista que podrían contribuir más
al deterioro de nuestra organización.

Realmente, el lenguaje en la comunicación es algo que hay que
manejar con cuidado, ya que muchas veces no es lo que el emisor quiere
decir, sino lo que el destinatario (población) pueda interpretar.
Frases como “el Partido aún vive”, la cual fue empleada mucho por
dirigentes del PLD durante el segundo y tercer año de la primera gestión
de gobierno del Presidente Abinader, pudo interpretarse en su momento
como que el PLD se encontraba en un estado agónico, provocando ello
que muchos militantes y simpatizantes optaran por otras opciones
políticas en donde se daba aparentar mayor activismo y entusiasmo.
“Somos el mayor Partido de la oposición”, una frase que aún se
escucha con mucha frecuencia en los labios de muchos peledeístas, y que,
a mi humilde opinión, no nos conduce a nada, más que batirnos en
nuestra propia salsa (la oposición).

Nuestro principal enfoque no debe ser jamás la oposición, sino más
bien el gobierno, puesto que debemos estar claro en que, en una eventual
segunda vuelta, en caso de que el PLD clasifique, tendríamos que contar
necesariamente con los votos de los partidos de la oposición para ganar.
No es con discursos que nos ganaremos el mote de ser considerado
el Partido que lidera la oposición, sino con un trabajo arduo, continuo y
tesonero en el mismo corazón del pueblo, identificándonos con sus
necesidades y penurias, como nos enseñara nuestro máximo líder,
Profesor Juan Bosh.

“Debemos reconocer los errores cometidos” es otra de las frases
que he escuchado a varios dirigentes expresar en algunas intervenciones
por los medios de comunicación. Si bien es cierto que hay que mostrar
humildad en nuestras posturas y expresiones ante el público, no menos
cierto es que siempre debe prevalecer, ante todo, el orgullo del gran
legado dejado al país por los gobiernos del PLD, y no anteponer nunca los

errores cometidos a los grandes logros alcanzados. Los errores son las
cosas más normales en nuestro accionar, y ninguna organización o
proyecto está exento de ellos. No les hagamos el juego a nuestros
opositores.

Otra de las expresiones que abundan en los últimos días es la de
que “estamos viviendo un renacer del Partido”. Para renacer o resucitar
hay que haber muerto previamente, y según mi punto de vista, el PLD
nunca ha estado muerto, siempre se ha mantenido vivo, en el seno del
pueblo, en todos los estamentos de la vida social, haciendo opinión
pública, fijando posiciones responsables contra los desaciertos de este
gobierno ineficiente e indolente.

Finalmente, escuché con mucha frecuencia en la pasada campaña,
de labios de dirigentes nuestros, decir que “estamos trabajando
arduamente para hacer un buen papel en las próximas elecciones”.
En política, en los deportes y en la guerra, siempre se trabaja para
ganar, no para hacer un buen papel, por lo que asumir ese discurso
podría dar la sensación de que estamos derrotados de antemano, que no
hay posibilidades de ganar, y eso bajaría el ánimo y el entusiasmo de un
alto porcentaje de nuestros simpatizantes que preferirían, ante ese
discurso un tanto pesimista, emigrar a otra parcela política, o mejor, no
ejercer el sufragio.

En esta ocasión debemos dejar de lado los discursos derrotistas,
pesimistas y de lamentos. Debemos siempre asumir que las cosas van a
salir bien, una actitud positiva ayuda siempre a la gente a tener mayores
éxitos. Los optimistas no culpan a otros de sus fracasos y desaciertos,
consideran que los reveses son aprendizajes, y que están prestos a
superarlos para las próximas contiendas.

Los discursos que pronuncian los dirigentes políticos tienen mucha
más importancia de lo que parece. Estos implementan en la mente de los
que los escuchan, creencias y sentimientos limitantes o potenciadores,
contribuyen a construir mitos o a derribarlos, contribuyen a que sus
organizaciones se muestren resilientes y capaces de sobreponerse a todas
las adversidades que el nuevo escenario plantea.
Estos discursos inclinan la decisión de voto en una o en otra
dirección