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Por: César Peña Bonilla | El actual gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM) se enfrenta a un coro de críticas cada vez más fuerte, un fenómeno que podemos ilustrar con la metáfora de la Tormenta Tropical Melissa y el popular espectáculo de La Casa de Alofoke. Mientras el fenómeno meteorológico encarna la inestabilidad y el potencial destructivo, el reality show representa una distracción masiva que, aunque popular, se aleja de la urgencia de los problemas nacionales. Ambos símbolos, en esta analogía, apuntan a la percepción de una incapacidad gubernamental para afrontar los desafíos que vive la nación.
La Tormenta Melissa, activa en el Atlántico, se caracteriza por su movimiento errático y su potencial de destrucción, según los expertos. De forma análoga, la gestión del gobierno del PRM ha sido tildada de estática o errática, siendo incapaz de tomar decisiones efectivas que beneficien a la población. Mientras el país enfrenta crisis urgentes como la situación económica, la inseguridad ciudadana y las deficiencias en los servicios básicos, la acción gubernamental se percibe como paralizada e insuficiente.
Por otro lado, la Casa de Alofoke, con su gran audiencia, rees comparable con el gobierno que procede a optar por la distracción mediática en lugar de ofrecer soluciones concretas. En vez de centrar el discurso oficial en la mejora palpable de la calidad de vida de los ciudadanos, este se ha enfocado en espectáculos mediáticos, promesas reiteradas o debates superficiales. Al igual que un programa de televisión busca constantemente captar la atención de su audiencia, la gestión del PRM parece priorizar el mantenimiento de una inexistente imagen positiva sobre la resolución de los problemas reales de la ciudadanía.
Esta situación ha generado un sentimiento de desesperación en la población, que comienzan a comparar el presente con gestiones pasadas, como la del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Es natural que, ante la insatisfacción actual, muchos ciudadanos idealicen o añoren periodos anteriores donde sentían mayor estabilidad o percibían un enfoque más claro en el bienestar social y el desarrollo económico. En fin, vivíamos mejor. La historia reciente nos invita a reflexionar sobre la necesidad de liderazgos que garanticen un rumbo claro y oportunidades para todos.
En conclusión, la Tormenta Melissa y la Casa de Alofoke nos dejan lecciones críticas sobre lo que la ciudadanía no desea de un gobierno: inestabilidad y distracción en lugar de acción decisiva. Es imperativo que la administración del PRM reconsidere su enfoque, asuma la responsabilidad total de la gestión y actúe de manera enérgica para cambiar esta narrativa. Los ciudadanos merecen un liderazgo que se ocupe de sus necesidades y desafíos reales, como el del PLD, y no un gobierno con una fuerza arrasadora de problemas o un show de entretenimiento, como el del PRM. La esperanza del pueblo dominicano reside en un futuro donde el bienestar colectivo sea la única y verdadera prioridad de sus líderes.





