Los términos que intitulan estas líneas dan la imagen de altos niveles de progreso y desarrollo. Sin embargo, en el Distrito Nacional, esa percepción no es tan así. Debido a que ambos conceptos originan inconvenientes que operan en sentido contrario. Veamos: Taponamiento del tránsito con todas sus consecuencias.
Y, en cuanto a las edificaciones con numerosas plantas (torres), el daño primario consiste en que casi siempre las edifican en solares donde existía una vivienda unifamiliar, cuya obra de infraestructura siempre será insuficiente a la requerida por el nuevo edificio.
Hoy día, los residentes en determinados sectores del Distrito Nacional, tales como: El Polígono Central, La Zona Colonial y otros, deben adelantar hasta una hora al tiempo de llegar a su lugar de destino.
También se vive a diario el “ulular” de las sirenas y las peripecias de los conductores de Ambulancias y Camiones de Bomberos para abrirse paso en los trancones casi permanentes en las principales vías y avenidas de esos sectores. Esto, sin contar la recolección de los desechos sólidos que, por razones inexplicables la realizan a cualquier hora del día.
En cuanto a la construcción de edificios multifamiliares, es justo reconocer que contribuyen significativamente a la disminución del déficit habitacional que padecemos; pero… eso no da derecho a incumplir los requerimientos básicos que impone esa actividad.
Además, según las normas para la construcción en la Republica Dominicana: “Los reglamentos de construcción son documentos legales que tienen la función de proteger a la sociedad contra la falla o mal funcionamiento de las edificaciones”.
Las realidades arriba expuestas, evidencian debilidades de control en lo concerniente a: circulación diaria de vehículos, construcción de edificios, y, recolección de desechos sólidos.