El PLD da un  paso al frente

Edición No. 1680 del 16 al 31 de agosto de 2016

Con la juramentación del compañero Danilo Medina como presidente constitucional de la república el 16 de este mes, República Dominicana agota sus primeros cincuenta años de avance por el tortuoso camino del afianzamiento de su institucionalidad democrática. Desde aquellas elecciones organizadas en un país intervenido militarmente por tropas norteamericanas, cubiertas precariamente con  el horadado y deshilachado traje de la Fuerza Interamericana de Paz (SIP), que no les alcanzaba ni para cubrir mínimamente sus partes íntimas, el país ha avanzado hasta conseguir ubicarse en el concierto de las naciones democráticas.

El avance no ha resultado fácil; por el contrario ha sido trabajoso. En ocasiones, como en el año 1978, ha estado a punto de colapsar. Igual riesgo se vivió en 1990 y 1994. Sin embargo, en cada uno de esos trances, se ha salido a camino. Cediendo, en ocasiones, con ánimo de acumular fuerza con el propósito de desarrollar una cultura democrática que impregne a  toda la sociedad, de modo que sea esta su verdadera guardiana, y no ninguna individualidad, por preparada y bien intencionada que estuviera.

Así se ha llegado a esta etapa, que puede calificarse de edad de oro del sistema de gobierno que como pueblo nos hemos dado. Ya contamos con catorce gobiernos seguidos posesionados de acuerdo con las formalidades democráticas. Un buen ejercicio, que ha motivado que todos los sectores sociales del país se hayan acostumbrado a escoger a sus autoridades mediante el voto y, cuando no funcionan, salir de ellas del mismo modo. Las asonadas y los cuartelazos, felizmente, se han convertido en cosas del pasado.

Hay que reconocer que en esa  dinámica no somos excepción en América Latina. El grueso de nuestros países marcha a la par, salvo algunos casos, como la de Honduras, en junio de 2009, cuando se dio un golpe de Estado al presidente Manuel Zelaya, o el de Haití, que aún no halla el camino.

De esos catorce gobiernos que se han posesionado en los cinco decenios que han transcurrido desde aquel lejano 1966, cinco corresponden al Partido de la Liberación Dominicana, lo que representa más del 33 por ciento, mérito que se hace mayor si reparamos en que somos la fuerza política más joven de las que han gobernado.

De estas reflexiones se desprende la importancia que tiene para la comunidad que componemos los peledeístas la juramentación de los compañeros Danilo Medina y Margarita Cedeño de Fernández el 16 de este mes. Y el  más consciente de ello es, precisamente, el presidente Danilo Medina.

Ahora, en correspondencia con la madurez lograda en la institucionalidad democrática del país y la gran victoria dada por el pueblo el 15 de mayo pasado, corresponde en este  momento afianzar el desarrollo obtenido en las demás áreas de modo que se garantice la consolidación del Estado de bienestar que tanto no está costando construir, como bien dijo el compañero Danilo en su discurso de toma de posesión.

Pero ese no es un compromiso solo de los peledeístas y las organizaciones aliadas. Compete a todos.  De ahí la invitación del mandatario de “poner los intereses del país por encima de los intereses particulares, para alcanzar un nivel adecuado de nuestro desarrollo”. También, de ahí, su decisión de incorporar a otras fuerzas al tren gubernamental. Y es que los actuales, conforme sus propias palabras,  son tiempos de conquista, de orgullo nacional, de esperanzas que se alcanzan, de sueños que se hacen realidad. Así es. En ese propósito, compañero presidente Danilo Medina, sabe que cuenta con su partido, fundado por Juan Bosch con esa visión.