Por: Euclides Gutierrez Felix | NO recuerdo cuando aprendimos a darnos cuenta de la real y verdadera riqueza de este país, pero nuestro padre que he reiterado muchas veces que era un hombre con un gran sentido práctico de la vida que había aprendido en los 21 años que sirvió en las filas del Ejército Nacional, donde fue en su época militar unos de los oficiales más respetado y admirado por la coherencia de su conducta y porque había aprendido durante los años que permaneció en esa institución, durante la “era de Trujillo”, que lo más importante en la vida de una persona que tenía ejercicio y autoridad en la vida del pueblo dominicano, que además, lo más importante era aprender a oír y hablar menos. El ejercicio del magisterio, el periodismo, y la profesión de abogado y secretario en una de las oficinas jurídicas de más prestigio en el país, que era la de Rafael Augusto Sánchez, ubicada en la calle Sánchez, número 47 de la ciudad de Santo Domingo.
Allí aprendimos que la República Dominicana era como hemos dicho muchas veces, un país “pequeño, hermoso, productor, rico y valiente”, que por la naturaleza y la fertilidad de su suelo abastecía con enorme cantidad, de las frutas que producía a todas las Islas del Caribe y a los Estados Unidos y Europa, en una flotilla de pequeñas embarcaciones a velas y con motor, y fue unas de las razones que le permitieron a Rafael Trujillo Molina incorporar a nuestro país al siglo XX.
Unos años después del ajusticiamiento de Trujillo, entramos en otro escenario diferente, que fue la producción de jugadores de beisbol que pasaron a formar parte en los equipos de las Grandes Ligas de ese país, considerado la nación más rica, industrializada y organizada con más poder que nunca después del triunfo de la Segunda Guerra Mundial. Bueno, ahora estamos convencidos que parece que a los dominicanos nos falta buen juicio.
No sé cuántos jugadores dominicanos están incorporados a las Grandes Ligas y cuanto puede ser la suma que esos jóvenes y veteranos dominicanos reciben o producen con los contratos para jugar béisbol en ese rico escenario que son las Grandes Ligas, miles de millones de dólares reciben nuestros hermanos que se han destacado en el juego de béisbol que han terminado también como jugadores de otros países en América y en Asia, donde se juega beisbol.
Alguien nos ha afirmado que el ingreso en dólares a los bolsillos de los dominicanos que juegan béisbol está muy por encima de 3,500 millones de dólares anuales; y nos preguntamos a dónde va tanto dinero. Porque los gobiernos dominicanos, entre ellos los del Partido de la Liberación Dominicana, en el que he sido fundador ayudando a Juan Bosch, que gobernamos 20 años, a nuestro pueblo, no creamos instituciones en las que ese dinero de los jugadores de béisbol lo pudieran invertir para el desarrollo económico y social de la nación.
En la modernización y producción en el campo agrícola; la salud y la educación y otros escenarios que hay que definirlos ahora para impulsar a este pueblo con antecedentes de valor y de dignidad, favorecido como dicen los creyentes porque la “Mano de Dios” nos ha ayudado siempre a que la naturaleza nos favorezca para ayudarnos en todas las actividades de la vida como ningún otro país de la dimensión física del nuestro, lo haya conseguido.
Vamos a comprometernos en este periodo electoral a llevar a la Presidencia de la nación al compañero Abel Martínez, que tenga como tarea primera e inmediata recibir todo ese dinero que mandan los dominicanos que viven en el extrajero, a los que sumamos los jugadores de béisbol para enfrentar el futuro amenazante por los problemas que se están desarrollando en el mundo.